- ¡Te odio, no puedo seguir viviendo contigo! ¡Estoy harta!
- Mi vida, espera…
Lo recordaba todo con perfecta claridad: su expresión de angustia, su mirada de tristeza, su voz temblorosa, sus lágrimas de contradicción, sus gestos de ira, y el portazo seguido de su llanto cada vez más lejano fundido con un desigual tintineo de sus delicados pies descendiendo escalera abajo…
Como no recordar el momento en el que mi corazón se resquebrajo en millones de esperanzas perdidas al salir mi optimismo despedido fuera de mi ser… y con ello fue mi alma, fuerza impetuosa que hace que podamos percibir la delicada brisa veraniega y el olor de plena vitalidad que desprende la madre naturaleza.
Me sentí como un mar sin marea, como el árbol caduca al que se le ha olvidado volver a florecer en primavera, como la luz moribunda a la que los girasoles ignoran al pasar.
¿Cómo había podido suceder, que imprudente desastre había descuartizado el yin de mi vida, a mi sueño hecho realidad, a mi naranja completa por fin?
Pronto comprendí, que nuestro amor siempre resistente, pero nuestra amistad… era mucho menos que frágil… como un diamante de mil y una caras.
Por ello, querido San Pedro, me deshice de lo menos preciado para mi días después de ella abandonarme, mi vida… y salté desde lo alto de mi azotea, para perderme en el más oscuro y solitario de mis sueños.
~~Master of Think~~
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