Un día gris de lluvia volvía a avecinar una tarde de soledad acompañado, exclusivamente, por mis lecturas obsesivas y el ronquido de mis padres desde el sofá, junto con el murmullo de una película a medio acabar de la que nadie prestaba un mínimo de atención. "Las cuatro de la tarde de un domingo" pensé, en silencio.
Me tumbé en la cama y cogí el primer volumen que pillé de mi encimera. Comencé a leer cuando, en un vaivén de mi vista al pasar de página me percaté de algo que, desde hacia tiempo, no llamaba tan poderosamente mi atención.
La guitarra de mi hermana descansaba inusualmente apoyada en mi mesa de estudio, y dentro de su funda.
Hacia tiempo que Sonia se había ido a Berlín con su novio, su universidad, y por supuesto, su nueva guitarra, y esta otra resultaba ser más un recuerdo suyo que un objeto con verdadero uso. Me daba real pena, en serio, y me di cuenta lo mucho que extrañaba el sonido tenue y pausado de sus notas. Nunca tuve tanto amor como ella hacia la música, pero era agradable amenizar las tardes de nubes oyéndola cantar acompañada de su instrumento.
Solté el libro con delicadeza encima de la cama y la tomé en mis manos antes de sentarme de nuevo y sacarla de la funda. Su madera color caoba brillaba sin sol y parecía estar en buen estado. Recordé la posición de un acode sencillo y lo toque lo mejor que pude....
Misteriosamente, se repitió una vez, y dos, y tres...Parecía haber cobrado vida...Todos dio vueltas...Me desmayé.
No se cuanto tiempo estuve en ese estado de inconsciencia, pero cuando me levante no sentí nada firme bajo mi espalda, y ello me sobresaltó.
Flotaba en un inmenso remanso de oscuridad desvaída y sin vida, como en una dimensión paralela a medio hacer, o a medio terminar quien sabe. “No siento nada…Todo esta yermo y espantosamente frío” Dije, sin ser consciente todavía de que quizás no regresara nunca de aquel plano muerto.
Sin darme tiempo a pensar en nada más, el acorde volvió a tomar posesión en mi cabeza, repitiéndose con fuerza, y cada vez más y más deprisa, más y más fuerte, más y más vivo…Y dio paso a una ágil melodía cuando empecé a recorrer aquel mundo veloz como el viento.
Una lluvia de colores empezaron a impregnar la oscuridad, amenazando con desintegrarse a cada instante. Rojo, fucsia, amarillo, azul, violeta, blanco, verde, naranja, cálidos, fríos, formaban animales, objetos animados, letras, figuras, siluetas, seres extinguidos, seres inexistentes, formas sinuosas, cortantes, punzantes, fugaces en el alma y en la vista, como el flash de toda una energía kármica, un poder sobrenatural, .
Me envolvían, se unían y se esparcían en torno a mí, en torno a ellas mismas, y en torno a aquella banda sonora que vibraba por todo mi cuerpo.
Diodos en perfecta sincronía simulaban un cielo llenos de astros en constante incandescencia, otras manchas dibujaban la historia, su historia, mi historia, la del planeta, e incluso la del mismísimo universo. Aquel volcán de mágicos destellos nublaba mis sentidos, pero parecía ser la fuente de todo…lo que conocía…la fuente de la vida.
-El caos más perfecto- Dijo una voz desde algún lugar de mi mente.
-Pero… ¿Qué es?- Pregunté, totalmente fuera de mi.
- Esto…es música- Susurro aquella voz, con una dulzura utópica pintada en cada letra de aquella palabra.
Entonces lo ví, entonces todo se paro un instante, para retroceder a la velocidad de la luz. Un chispazo, dos… Y volví a perder el conocimiento.
Cuando volví en mi, estaba de pie, apoyado en la ventana, donde entre tanta niebla se abrían paso por fin haces de luz tardía.
- Te quiero, Sonia- Dije, con una sonrisa que siempre será para ella.
~~Master of Think~~
Es un texto bastante bueno, algo que me apeteceria haber escrito. ¿Sabes por qué? Porque lo recorde despues de meses sin hablar de ti.
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