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martes, 24 de septiembre de 2013

Premio "Liebster Award"

Tras entrar en el ordenador, acceder a mi blog y revisar el último comentario de mi anterior entrada me he dado cuenta de que había sido agraciado con el premio "Liebster Award":

Muchas gracias a Lena y Roxane de Compases Rotos por ello. 

Este galardón es puramente simbólico; se trata de una forma de ayudar a los blogs de menos de 200 seguidores a darse publicidad y apoyo entre ellos.
Además de esta buena iniciativa siempre es oportunidad para ofrecer contenido, así que este reconocimiento conlleva una serie de pasos que me dispongo a llevar a cabo:

a) Responder las 11 preguntas propuestas por el blog que te brinda el premio:

1. ¿Playa o montaña?: Ambas, siempre y cuando sean lugares poco concurridos.

2. ¿Alguna vez has coincidido el mismo libro con otra persona?: Si, "Los renglones torcidos de Dios", de Torcuato Luca de Tena. Una compañera de facultad se lo estaba leyendo cuando lo comentamos por casualidad.

3. ¿Tienes alguna película que te haga llorar cada vez que la ves?: "Yo soy Sam", dirigida por Jessie Nelson. Sean Penn hace una interpretación fabulosa, ¡Y a ritmo de The Beatles! ¿Que más se puede pedir?

4. ¿Qué tiene que haber en una novela para que al describas como perfecta?: No se qué tiene que haber, tan solo se qué necesito que me provoque: expectación.

5. ¿Qué sientes cuando escribes?: Siento que me conozco un poco más, tanto con lo que pongo como con lo que dejo de poner.

6. ¿Algún número de la suerte?: No, la verdad que no. El término suerte no termina de convencerme.

7. ¿Tienes alguna manía antes de ir a dormir?: Suelo intentar relajarme y buscar la postura adecuada unos segundos antes de hacerlo. No se si es algo que hacemos todos, la verdad.

8. ¿Vivirías en el cielo o en el infierno?: En el cielo. Por aquello de la paz espiritual y la ausencia de calor y sufrimiento, y esas cosas.

9. ¿Cual es el cuento infantil que más te ha marcado?: "El principito" de Antoine de Saint-Exupéry como cuento o novela corta. "La historia interminable" de Michael Ende como novela de mi infancia.

10. Si pudieras tener cualquier animal de mascota, ¿Cual sería?: Un Golden Retriever (perro).

11. ¿Que prefieres, comentarios o seguidores?: Ambos tienen su función, pero si tuviera que decantarme una persona que me siga implica una opinión más rica sobre lo que hago.


c) Elaborar 11 preguntas para que los galardonados respondan:

1. ¿Género literario preferido?

2. ¿Cita o frase que te haya marcado?

3. ¿Cual es tu fin en la vida?

4. ¿Último libro leído?

5. ¿En qué notas tu el paso del tiempo?

6. ¿Algún sueño recurrente?

7. ¿Qué entiendes tu por democracia?

8. ¿Persona de la que te enorgulleces?

9. ¿Canción/pieza musical emocionalmente importante para tí?

10. ¿Cómo imaginas, en pocas palabras, tu vida de aquí a 5 años?

11. ¿Qué entiendes tu por madurar?

d) Informar a los premiados en sus blogs con un comentario.

~~TROVADOR DE SUEÑOS~~

domingo, 22 de septiembre de 2013

La enseñanza

"Los animales se mueven por instintos, los seres humanos en pos del conocimiento..."


Bueno quizás, a día de hoy, la parte de la frase que hace referencia a nuestra especie tiene más de un pero, ¿No os parece?

Si entramos en el dilema "innato/aprendido", muchos defenderían que nacemos con una predisposición a ser afines a una serie de cosas y no a otras, mientras que, por otra parte, muchos otros postularían que tan solo la experiencia es responsable de escribir sobre la "tabula rasa" que somos al comenzar a existir. A día de hoy sabemos que ambos factores tienen importancia, pero yo siempre me he considerado bastante más empirista en todo lo relativo a este debate; quizás sea porque me gusta creer que soy dueño de lo que hago, y que nuestros condicionantes no establecen un destino como único y necesario.

Extrapolando este razonamiento a la enseñanza, considero que todos tenemos una serie de facilidades o
aptitudes innatas hacia una serie de materias o aspectos del conocimiento (debido a que la inteligencia, el control espacial y otra serie de cualidades están prediseñadas, en parte, en nuestro genoma) y ello nos facilita o no una inclinación hacia la adquisición de un tipo de conocimiento. Por otra parte, tu circulo social y contextual, los valores aprendidos y demás aspectos vívidos relacionados con el saber son los responsables de que despierten en ti (o no) una serie de actitudes positivas o negativas hacia los distintos ámbitos en los que crezcas y te cultives y que, sin duda, considero que son el grueso de nuestro desarrollo intelectual (Un 90% de esfuerzo y un 10% de talento, podría decirse).
Es obvio que la enseñanza de nuestro país está obsoleta, con respecto a otros países, en la formación de personas críticas y con ética y moral, la importancia del deporte y del trabajo en equipo ("Mens sana in corpore sano") y la aplicación práctica de lo aprendido pero, además de todo este fondo ideológico, la forma de enseñar solo se centra en la optimización de medios y no en el pleno desarrollo de las capacidades de cada individuo.
Un ejemplo: ¿No es verdad que cuando conoces a alguien sabes como explicarle algo con mayor claridad? Empleando comparativos con los gustos y conocimientos previos de una persona, consigues que la explicación sea sobre algo ya aprendido y resulte más fácil de asimilar. Para ello, hay que aumentar el número de profesores y reducir el número de alumnos en las clases, facilitar horas de tutorías, invertir en infraestructura y preparación pedagógica... No perdonar deudas millonarias a empresarios y políticos corruptos. ¿Y que es eso de tener que dar un basto conocimiento general cuando muchos de nosotros tenemos claro qué queremos aprender? ¿Cómo vamos a permitir esa rica variedad de preferencias si se menosprecian los estudios más prácticos y la experiencia no remunerada? ¿Cómo? ¡Ahora resulta que el que no ha pasado por la universidad (haciendo un grado de 4 años donde das la mitad en clase y con la otra mitad, por recortes de tiempo, te toca buscarte la vida), tiene un máster y habla 5 idiomas no tiene derecho a trabajar de lo que le gusta! Estando al precio que está cursar todo eso.
Siento si mis últimas reflexiones parecen populistas, pero a día de hoy estos temas son algo que ocupa gran parte de mi pensamiento y del que, por desgracia, se bastante menos de lo que considero necesario.

En fin... ¿Alguien sigue pensando que vivimos en una democracia? ¿Que la educación es pública? Así pasa lo que pasa y así nos ven fuera... Como cuatro analfabetos de ' relaxing in "Plaza Mayor" drinking a cup of "café con leche" '.

~~TROVADOR DE SUEÑOS~~

Os dejo un enlace muy interesante sobre la educación en Finlandia. Se trata de un reportaje realizado por el programa "Salvados", del canal de televisión "La Sexta":
"Cuestión de educación" - Jordi Évole [Salvados]

lunes, 16 de septiembre de 2013

Existe un problema mayor

"Que veloces son las horas, que rápido se pierde el momento, que pronto se extingue un instante, que fugaz puede ser un pensamiento..."

A pesar de todo ello, invertimos gran parte de nuestro tiempo en pensar en nosotros (por no decir un 99,9%) y esto debe cambiar, según mi parecer.
Oigo a un montón de gente (entre la que me incluyo) excusarse de que viven muy estresados y que no tienen ni un suspiro para poder dedicarlo a si mismos. Ante este hecho, yo pregunto: ¿Comes y trabajas para alguien más que no seas tu y los que tienes a tu cargo? ¿Inviertes esfuerzo en algo que no tenga repercusión directa en ti de algún modo?
Seguramente muchos piensen que hay que saber distinguir trabajo de placer, que todo repercute en ti porque todo te enriquece de alguna forma, y que no están las cosas ahora como para preocuparse de los demás y de buscar un empleo que te llene. Desde luego, alimentarse y tener salud es muy importante, una vida de color de rosa y cuentos de hadas no existe y toda experiencia sirve de aprendizaje, pero yo no voy por ahí.


A lo que yo quiero hacer alusión es que, además de la crisis económica que todos estamos viviendo y sufriendo sus consecuencias en mayor o menor medida, hay una crisis social que lleva tiempo presente y que viene, desde bastante más años atrás, haciendo mella en el mundo. Sin duda va de la mano de la economía dado que vivimos en una sociedad capitalista, pero sobretodo considero que es impulsada por un individualismo exacerbado.
Quizás sea una respuesta polarizada a la represión y el sistema dictatorial predominantes en el siglo XX, la cual comenzó como forma de liberación político-social y ha acabado siendo alimento para los prejuicios y la competitividad desmesurada. Añadiendo a todo ello que, en una economía de mercados, el "enemigo" o "mal común" se difumina, el conocimiento para luchar contra ello es complejo, y cada movimiento está condicionado por intereses y estrategias comerciales. 


Por ello ganar la guerra se nos asemeja imposible y preferimos pisar al de al lado antes de que nos suponga un problema, entendiendo la sociedad como "el lugar donde se encuentran mi éxito y supervivencia", en vez de verlo como realmente es y como allí arriba no les interesa que lo veas; un mundo lleno de posibilidades donde somos responsables de un fin común: ser felices y vivir en armonía.



~~Trovador de Sueños~~

jueves, 12 de septiembre de 2013

Capítulo 4 - "El silencio no existe"


"(...)—¿Qué piensa usted de las artes? 
—El arte es la ciencia de lo inútil. 
—¿Quiere decir que desprecia usted las artes; que las considera algo trivial, y a quiénes las practican gentes desocupadas que no tienen otra cosa mejor que hacer? 
—¡Nada de eso, doctor! ¡Considero que el arte es tanto más sublime cuanto mayor es su inutilidad! 
—Explíquese mejor. 
—El hombre es el único animal que se crea necesidades que nada tienen que ver con la subsistencia del individuo y con la reproducción de la especie. No le basta comer para alimentarse, sino que condimenta los alimentos, de modo que añadan placer a la satisfacción de su necesidad. No le basta vestirse para abrigarse, sino que añade, a esta función tan elemental, la exigencia de confeccionar su ropa con determinadas formas y colores. No se contenta con cobijarse, sino que construye edificios con líneas armoniosas y caprichosas que exceden de su necesidad: lo cual no ocurre con la guarida del zorro, la madriguera del conejo o el nido de la cigüeña. ¿Hay algo más inútil que la corbata que lleva usted puesta? ¿De qué le sirve al estómago una salsa cumberland o un Chateaubriand a la Périgord? ¿Qué añade al cobijo del hombre el friso de una escayola o las orlas en forma de signos de interrogación de los hierros que sostienen el pasamanos de una escalera? Pues bien: todo eso que está inútilmente "añadido a la pura necesidad"... ¡ya es arte! La gastronomía, la hoy llamada alta costura y la decoración son las primeras artes creadas por nuestra especie, porque representan los excesos inútiles añadidos a las necesidades primarias de comer, abrigarse y guarecerse. 
—Dígame, señora de Almenara, ¿dónde ha leído ese ensayo sobre la inutilidad? ¡Me gustaría conocerlo! 
—¡No necesito leer a los demás para formarme una opinión, doctor! 
—Prosiga, señora: me tiene usted absolutamente fascinado. 
—Pues bien, en el momento mismo en que el espíritu creador del hombre se despegó incluso de la necesidad primaria para producir sus lucubraciones, nacieron las grandes Artes: la Poesía, la Danza, la Música y la Pintura.
—Olvida la Arquitectura. 
—Considero a la Arquitectura, como a la Gastronomía, un añadido inútil a una necesidad "primaria". La Danza, en cierto modo, también tiene este lastre, pero se aleja más de la necesidad. Es... ¿cómo explicarme?, una... una... ¡una mímica sublimada! ¡Eso es lo que quería decir! Tal vez la Danza sea anterior al lenguaje y tuviera en sus orígenes una intencionalidad práctica: con carga erótica, reverencial o religiosa. ¡Yo no estaba allí, y no sé qué "intencionalidad" tenía! Pero no hay duda que encerraba "un propósito", encaminado a la consecución de un fin. No sé si me explico, pero la intencionalidad es algo muy superior a la "necesidad primaria". Está ya directamente relacionada con el juicio y la voluntad. "Quiero esto y voy a demostrarlo con gestos y ademanes rítmicos". ¡Y la Humanidad se puso a danzar! ¡De ahí a la Paulova o a Nureyev no había más que un paso! La Pintura pertenece a un género superior. ¡Es más inútil todavía! Tiene un lejanísimo parentesco con la escritura ideográfica, mas una vez añadida su carga de inutilidad, la distancia entre lo necesario y lo que no sirve para nada, se hace tan grande, que la considero entre las primeras de las Artes Mayores. ¿No opina lo mismo, doctor? 
—Mi querida amiga, no es mi opinión lo que interesa, sino la suya. 
—¿Y no le interesa que a mí me interese conocer su opinión, doctor? ¡Sería muy poco galante de su parte dejarme hablar y hablar sin intervenir! 
—Eso es precisamente lo que deseo, señora. Y empiezo a pensar que se le ha acabado la inspiración. ¿Cómo juzga usted la Poesía? 
—Paralela en méritos a la Pintura, aunque un tanto más inútil todavía. ¿Qué quiere decir, o para qué sirve decir: 
'Mi corazón, como una sierpe se ha desprendido de su piel, y aquí la miro entre mis dedos llena 
de heridas y de miel?'
¡Oh, doctor! Ni el corazón tiene una piel como la de las serpientes que se la cambian cada temporada como las modas de las mujeres, ni los ofidios ni el corazón acostumbran a impregnarse del zumo de las abejas; ni hay hombre que pueda contemplar viscera tan delicada entre las manos: pues si estuviese vivo moriría en el intento; y si muerto, no podría contemplarla. ¡Y sin embargo este poemilla de García Lorca es arte puro! 
Queda, por último, la Música. ¿Qué mayor inutilidad que unir unos ruidos con otros ruidos que no expresan directamente nada y que pueden ser interpretados de mil distintas maneras según el estado de ánimo de quien los escuche? ¿A quién alimenta eso? ¿A quién abriga? ¿A quién cobija? ¡A nadie! La Música es la más inútil, biológicamente hablando, dé todas las Artes y, por ello, por su pavorosa y radical inutilidad, es la más grande de todas ellas; la menos irracional, la más intelectual, la más espiritual, la más humana, en tanto que esto signifique superación de los seres inferiores. Porque lo cierto es que hay quien entiende, ¡equivocadamente, claro está!, por "humano"... ¡Ah, doctor, estoy hablando como un ser pedante e insufrible! Discúlpeme. No quiero hablar más. 
—La he llamado precisamente para que conversemos 
—Estoy tan avergonzada de mi charlatanería... que ahora desearía ser "mutista", como mi compañero de mesa. 
—¿Un tal Rosendo López? 
—No. Mi vecino de mesa se llama Bocanegra, o algo parecido, y me ha escrito una nota diciendo que "no habla porque no le da la gana". 
—Ese sí que es un verdadero enfermo —comentó el doctor—. ¡Un verdadero enfermo!(...) Me estaba usted diciendo qué es lo que se entiende y lo que no debe entenderse por "humano". 
—La gente equivoca este término y entiende por "debilidades humanas" lo que en realidad son "debilidades animales". Lo humano, por el contrario, es lo que supera a lo animal: lo que está por encima de lo que hay en nosotros, de fieras. 
—Me dijo usted antes, señora de Almenara, que el silencio no existía... ¡He aquí un tema que me gustaría escucharle! 
—¿Me va usted a tolerar seguir parloteando, doctor? 
—La voy a provocar a seguir hablando. 
—Pero, doctor, me avergüenza el concepto que va usted a formarse dé mí. ¡Yo nunca he sido charlatana! 
—¿Y si le dijera que además de conocerla clínicamente me interesa conocerla intelectualmente? 
—¡Me sentiría muy pedante, doctor Arellano! Me gusta tener cierto sentido de la medida. 
—Expláyese mejor. ¿Por qué afirmó antes que el silencio no existía? 
—Por puro sentido de la observación, doctor. 
—Explíqueme eso con cierto detalle. 
—Muchos afirman que el hombre ha matado el silencio. Es muy injusto decir eso, porque el silencio ¡no existe! A veces huimos de la gran ciudad para escapar del bullicio, pero no hacemos sino trocar unos ruidos por otros. Cuando se acercan las vacaciones, deseamos conscientemente cambiar de ocupación: la máquina de calcular, por la bicicleta; o la de escribir, por el arpón submarino. También de un modo consciente deseamos cambiar de paisaje: la ventana del inquilino de enfrente por la montaña, el campo o la playa. Pero de una manera inconsciente, lo que anhelamos, sin saberlo, es cambiar de ruidos: el bocinazo, el frenazo, el chirriar de las máquinas, las radios del vecino, por otros menos desapacibles, como el rumor del viento entre los pinos o la honda y angustiada respiración del mar.
—¿Considera usted al mar como un ser vivo?
—¡Naturalmente, doctor! La tierra no es un planeta muerto. Y el mar ocupa las tres quintas partes de la tierra... o... o algo parecido. Y además se muere y hace ruido. ¡Todo lo que vive lleva el sonido consigo! 
—Me sorprendió usted, señora de Almenara, desde que entró por esa puerta; sería injusto negarle que mi sorpresa va de aumento en aumento. No obstante, sigo creyendo que la total soledad se aproxima mucho al silencio. 
—No, doctor. No hay bosque, por oculto y lejano que se halle, por tranquilo que esté el aire que lo envuelve, que no tenga su propio idioma sonoro. ¿Usted no ha oído hablar a los árboles? ¡Todo el mundo los ha oído hablar! No se sabe bien qué es lo que se escucha, qué es lo que suena. No hay arroyos en las proximidades, no hay pájaros, no hay insectos, y las copas están quietas. Con esto y con todo, hay un palpito indefinible, indescifrable. Se dice entonces que se oye el silencio. Es una manera de decir porque lo cierto es que "algo" se oye... mientras que el silencio es inaudible. 
—No se interrumpa, señora. Estoy embobado escuchándola. 
—He aquí una palabra, "silencio", que el hombre ha inventado para expresar una realidad que no ha experimentado jamás, para describir lo que nunca ha conocido: porque todo en él y alrededor de él es un cúmulo de mínimos estruendos. Y la voz que sonó una vez no se pierde para siempre. La vibración de la onda sonora se expande y aleja, pero permanece eternamente. Esta conversación que estamos teniendo, doctor, existirá en el futuro en algún lugar lejano. 
—¿Quiere usted decir que toda palabra es eterna? 
—Es una simpleza lo que digo. No hay nada de original en ello, puesto que está probado. La curiosidad insaciable del hombre creó grandes ojos (los telescopios) para ver más allá de lo que la vista alcanza. Ahora ha creado grandes orejas (los radiotelescopios) para captar los ruidos del Universo. Y he leído que aún se oye el sordo clamor de la primera explosión: la que fue origen de la creación del mundo y de la fuga de las galaxias. ¡Antes de esto, sí existía el silencio!(...)"


"LOS RENGLONES TORCIDOS DE DIOS"
Torcuato Luca de Tena